sábado, 16 de agosto de 2014

KISS: Las Criaturas Del Derroche (Parte 9)


Reunión y separación.

Finalmente, llegó  el momento que todo el mundo esperaba, las dos generaciones de KISSfans tendrían la oportunidad de ver a la formación original de nuevo sobre los escenarios de medio mundo. Nadie sabía en aquel momento lo que sucedía detrás del escenario, simplemente no importaba con tal de ver al grupo que cambio la vida de millones de adolescentes ofrecer un show inolvidable. La prensa estaba volcada en ellos, los shows eran sold out, las nuevas generaciones de músicos admitían su influencia. Todo apuntaba hacia el éxito.

Como siempre, antes de cambiar nuevamente la configuración de KISS hubo que cortar un par de cabezas, en este caso las de Eric Singer y Bruce Kulick que hubieron de admitir la derrota, no podían competir contra semejante monstruo. Nuevamente Simmons y Stanley tenían carta blanca para hacer lo que quisieran. Pero no resultó tan fácil como creyeron que seria. Antes de salir de gira había que testar a los viejos miembros, algo que demostró ser un calvario para el bueno de Tommy Thayer, chico de los recados de Simmons Y Stanley. Peter Criss ya no era ni mediocre como baterista, simplemente ya no sabía como tocarla. Ace Frehley tenía a su favor el hecho de que nunca había dejado de tocar, pero apenas recordaba las canciones. Pánico. Después de unos desastrosos intentos para re enseñar unas cuantas canciones del repertorio clásico del grupo, Thayer logra que suenen medianamente aceptables. Los cuatro miembros se someten a un entrenador personal para ponerse en forma y poder caber de nuevo en sus viejos uniformes. No hace falta ser un genio para intuir que Criss no estaba a la altura y que Frehley tampoco daba la talla. Pero la máquina de hacer dinero esta vez estaba más caliente que nunca y la tarea debía ser llevada a cabo. El público esperaba ansioso y no se pude ser irrespetuoso con la mano que te alimenta.

Doc McGhee era uno de los pesos pesados en el mundo del management, con un pasado oscuro ligado al tráfico de drogas, que había trabajado con Bon Jovi y Motley Crue entre otros. Gracias a él la gira de reunión se llevó a cabo. Con sus ideas a la americana (todo a lo grande) se recurrió a un par de trucos publicitarios para anunciar la esperada reunión. El primero una aparición en los Grammy (esa basura de premios basada en las ventas) con el grupo enfundado en una réplica de sus trajes del “Love Gun” Tour. El segundo una rueda de prensa en un portaviones (!!!) con Conan O’Brian como presentador. Godzilla volvía a rugir.

El primer show de la gira fue en el Tiger Stadium de Detroit ante un estadio lleno de KISSfans que no podían ver lo que sucedía tras el escenario. Lo que en un principio era una reunión de viejos compañeros de grupo pronto se convirtió en una pesadilla para ambos bandos. Los viejos miembros no eran más que otros empleados de Simmons y Stanley, lo que no les hacía mucha gracia, con sus inevitables consecuencias: recelo, falta de compromiso y demás vicios. El tándem Simmons Stanley se sentía más que seguro de que los otros no iban a renunciar a su trozo de tarta, por muy pequeño que fuera, y actuaba como voz dictatorial. Pero incluso en los mejores matrimonios hay crisis y esta vez Gene Simmons se aseguró de que toda la atención recayera sobre él y no dejo de pasar la oportunidad de tomar el control absoluto sobre el merchandising; toallas, condones, féretros, muñecos, peluches… lo que hiciera falta, como en los viejos tiempos, pero a un escala gigantica. Una vez más Stanley se veía ensombrecido por el demonio.

Sobre la gira no hay duda alguna. Uno de los momentos inolvidables para los amantes del Hard Rock clásico, un espectáculo digno y solemne que dejó a los fans extasiados. Poco importaba que Peter Criss y Ace Frehley se comportaran como nuevos ricos paletos y caprichosos tras el escenario. Las salidas de tono de Simmons (escupir a roadies, acosar al personal femenino) ya eran de sobra conocidas y la charla monótona de Stanley sobre las groupies más sobada que una KISSalmohada. Nada impedía disfrutar de KISS en los 90, el merchadising era recibido como si de maná se tratara, los shows eran sold-out. La magia había vuelto.

Hasta que llegó la hora de grabar el álbum de reunión. “Psycho Circus” (1998) es una muestra del arte del ilusionismo propio de los KISS clásicos. Ni Frehley ni Criss tocan en el, solo aportan voces y algún que otro arreglo. Los jefes de KISSlandia no querían pagar ni un dólar más a los hijos pródigos. Tommy Thayer y un baterista de sesión se encargan del trabajo. El resultado es un álbum más malo que la discografía de Georgie Dan al completo. Pura mierda.

Nuevo álbum, nueva gira. Esta vez con un gancho, proyecciones 3D. En cuestión de semanas los fans se hartan de tanta tecnología incomoda a la hora de disfrutar el show. Y en poco tiempo las ventas de entradas descienden. El grupo solo añade un par de temas nuevos al repertorio de la gira de reunión, la gente se aburre. Y las tensiones internas vuelven a aflorar, algo que aprovechó Simmons para desmarcarse una vez más y forzar la máquina de hacer dinero. Esta vez rodarían otra película.

El producto resultante es un film simplemente divertido, lleno de guiños a la historia de los años 70 bastante más aceptable que el resto de comedias adolescentes. “Detroit Rock City” (“cero en conducta” en España) es la resurrección de Gene Simmons el demonio despiadado que necesita más y más dinero. KISS necesita estar presente en todos lados: el cine, la tv, el baño de tu casa… Como no podría ser de otra manera, el resto de los miembros tuvieron que tragar con semejante acto de egomanía. Nada nuevo bajo el sol.

Peter Criss, en su biografía,  lanza al aire una teoría sobre el porqué de la reunión de los miembros originales. Según su versión el tándem Simmons Stanley se dedicó a enviar espías a los shows de los viejos miembros de KISS durante los ochenta para valorar su capacidad musical, esperando como buitres a que algún día los renegados pudieran alcanzar el nivel necesario para regresar a la nave nodriza. Viendo lo sucedido tras el Psycho Circus Tour yo la llevo más allá y me atrevo a decir que lo único que buscaban era una oportunidad para regresar al maquillaje y poder recuperar su status de súper estrellas sin tener que depender de los otros miembros originales. Así de obsceno es el mundo de KISS.

Tras el fracaso aparente del Psycho Circus Tour se anunció una nueva gira, esta vez de despedida. El mundo tendría una última oportunidad de ver a KISS con su formación original. Nadie sabía lo que se tramaba en el KISSbunker, todos dábamos por hecho que el grupo volvería a quitarse el maquillaje y que Bruce Kullic y Eric Singer volverían a sus puestos y que Criss y Frehley se retirarían a sus carreras en solitario. Pues no chavales y chavalas, no fue así. Durante la gira se añadieron temas que no pertenecían a la etapa de la formación original: “Lick It Up”, “I Love It Loud” y “Heaven’s On Fire” volvían a formar parte del repertorio. Ace Frehley volvía a estar consumido por las drogas y Peter Criss veía con asombro como su salario era reducido. Las cosas se pusieron feas. En una ocasión Ace Frehley no llegó a tiempo para un show, de modo que los jefes decidieron preparar a Tommy Thayer para sustituirlo; en el último momento Frehley hizo acto de presencia, saludó al mercenario maquillado como su propio personaje y no dio importancia al asunto. Antes del último tramo de la gira Criss no se sentía disponible para tocar debido al resentimiento y algún que otro problema contractual, fue sustituido por Eric Singer, el mercenario de mercenarios, que adoptó su rol de Catman, algo fácil gracias a que los derechos de imagen del gato ya no pertenecían a Criss debido a una serie de maniobras que parecen divergir según el ponente. Una vez terminado el tour, Ace Frehley abandona la nave definitivamente, cediendo los derechos de imagen del spaceman a cambio de unos cuantos dólares. La reunión se daba por zanjada. O casi.

El siguiente movimiento fue la grabación de un álbum en directo con la orquesta de Melbourne, para el cual recurrieron a Peter Criss otra vez (!!!) y con Tommy Thayer formando parte integral de los KISS del nuevo milenio. Paul Stanley retomó viejos temas como “Forever” para deleitar a las nuevas y despistadas audiencias. Sólo lo escuché una vez y casi me desmayo de lo malo que es.

Finalmente, el ultimo capitulo de Peter Criss en el seno de la banda se escribió durante la gira gira conjunta con Aerosmith. Los miembros del otrora grupo líder del Hard Rock americano, devenidos en grupo para quinceañeras, exigieron la presencia de al menos tres miembros originales del grupo. Como Frehley ya no estaba disponible se llamó de nuevo a Criss, que a pesar de haber sido timado durante la grabación del disco en directo se apuntó a la aventura. Las anécdotas de esta gira son impagables: Stanley rellena su entrepierna cada noche, Joey Kramer los trata como a bufones, los fans no acaban de creer que Thayer se atreva a suplantar a Frehley. Puro Spinal Tap.

Una vez terminada la gira Peter Criss vuelve a casa mientras Simmons Y Stanley deliberan sobre el futuro de la banda.

sábado, 21 de junio de 2014

KISS: Las Criaturas Del Derroche (Parte 8)


Muerte y Venganza

A estas alturas los pocos que leéis este blog me daréis la razón cuando digo que cada cambio en el seno de KISS siempre conllevó una desgracia. Cuando Peter Criss abandonó la nave se ahogo en el pozo de las adiciones. Ace Frehley tuvo que dejarlo para salvar su cerebro de una depresión irrevocable. Vinnie Vincent fue expulsado por sus ataques de megalomanía. Mark St. John enfermó sin poder si quiera dar un solo concierto. Pero el pobre Eric Carr no se salvó. Algo que resulta macabramente irónico, ya que el pequeño zorro fue el miembro más querido por los fans durante los ochenta, no actuó como un simple sustituto y nunca puso en riesgo el futuro del grupo. Pero el destino quiso que la muerte se cruzara en su camino.

En 1991 KISS graban una versión de Argent (grupo de Rod Argent tras la disolución de The Zombies) para la película “Las Locas Aventuras De Bill y Ted” con Bob Ezrin a la producción, pero en lugar de Carr se optó por el mercenario mas mercenario de todos: Eric Singer, baterista lleno de técnica pero carente de feeling. La salud del aun baterista oficial era muy frágil, pero se empeñó en rodar el video y cantar una línea a capella, toda una muestra de coraje. Fue su última contribución a un grupo que debería recordar todos los días de su vida lo importante que supuso su aparición y su aportación a la hora de mantener la nave a flote. Dios lo bendiga.

Pero, esto es KISS, nunca lo olvidéis y si un miembro lo deja o muere, no importa, se sigue dando la vara, la máquina de hacer KISSdolares no puede parar. Nunca. Por suerte decidieron grabar un álbum en condiciones, eliminando el recuerdo de la cadena de discos desastrosos que despacharon en los ochenta. Era el momento de la venganza. Que miedo !!!.

Revenge (1992)


En 1992 el panorama musical había cambiado. Los grupos de Glam Metal eran objeto de burla constante. El sonido del Rock clásico de los años 70 volvía a estar de moda. El Heavy Metal se estaba volviendo simplemente Metal y el Grunge, ese subproducto para adolescentes incultos e impresionables orquestado por Geffen Records, era el termino de moda. Gracias a Bob Ezrin y a su manager Larry Maze el binomio Simmons Stanley entró en la nueva década con un puñetazo sobre la mesa. No es que el disco sea increíble, simplemente tiene una buena producción que, sorpresa, ha caducado tan mal como la mayoría de los discos de Hard Rock de la época. Solo para nostálgicos. Es en este disco que Gene Simmons vuelve a colaborar activamente en KISS, impulsado por su manager, que le recuerda que es el demonio del rocanrol y no una estrella de Hollywood; el disco arranca con “Unholy” (compuesta a medias con el bueno de Vinnie Vincent, que rápidamente la lía parda de nuevo) canción que deja claro que el sonido se endurece. Pero no del todo, Paul Stanley no es capaz de abandonar su papel de Rocanrol Casanova y entrega canciones que no son mas diferentes de las que componía en los ochenta, con la misma temática  “Titties and Beer” intacta; “Take It Off” es un claro ejemplo. El resto de disco lo componen canciones que van de lo contundente (“Tough Love”, “Spit”) a lo bochornoso (“Everytime I Look At You”) y por supuesto un par de hit singles como son “Domino” y “I Just Wanna” junto con el mencionado “Unholy”, clásicos de la KISStoria moderna. También incluye un tema tributo a Eric Carr, una jam sesión grabada en la gestación de “The Elder”; puro oportunismo. Para completar el paquete se recurrió a Hugh Syme, portadista de Rush. Un clásico menor.

Una vez finalizado el disco se prepararon para una nueva gira. Eric Singer había tocado en casi todos los temas del disco, pero no formaba parte del grupo. Después de discutir si querían tener a un baterista con pelo rubio en la banda (clásico momento estúpido) optaron por admitirlo gracias a la intervención de Stanley. Nueva formación de KISS y carretera y manta. Se “graban” unos shows y se edita “Alive III”, acompañado por dos VHS, “Konfidential” y “Extreme Close-Up”. Sobre “Alive III” no voy a decir nada y menos sobre “Konfidential” la versión video del disco. Sin embargo “Extreme…” es un documento que en la época sirvió para revisitar el legado del grupo de manera honesta. Honesta según los parámetros de Stanley Simmons, obviamente. Lleno de grabaciones de la época clásica, la única aceptable del grupo, anticipaba sin quererlo lo que el futuro traería.

Tras la gira con la nueva configuración de KISS se iniciaron una serie de proyectos. El primero un libro, el documento definitivo de la historia del grupo compilado por un tal Tommy Thayer bajo la ordenes de los jefes de KISSlandia. El segundo fueron las famosas KISS conventions, organizadas también con la asistencia de Thayer, todo un lujo para los amantes de KISS, en las que hubo apariciones por parte de viejos miembros del grupo. Pero el proyecto definitivo fue el tributo “KISS my ass”. Inspirados en un tributo bootleg titulado “Hard To Believe”, de escucha indispensable, decidieron reunir a unos cuantos músicos jóvenes y exitosos que habían crecido escuchando a KISS para que versionaran sus clásicos y para acompañarlo editaron otro VHS, el que me introdujo de lleno en el grupo. Dejad que me lleve por la nostalgia una vez más.

Recuerdo estar en el mejor bar de rocanrol de la historia y escuchar la versión de “Deuce” que Lenny Kravitz y Stevie Wonder (!!!) se habían marcado en el tributo. Hice un par de preguntas y alguien me confirmó que era una versión de KISS. Yo nunca les había prestado atención, para mi eran un grupo de Heavy Pop que en el pasado se maquillaban y solo había visionado Exposed en una demostración sin sonido de Laser Disc (ese Laser Disc, hurra) en un centro comercial. Me gustaban sus portadas de los 70, algo sencillo si eres un adolescente obsesionado con los comics, pero la gente me despistaba con sus opiniones al respecto de su música; unos decían que eran unos maricas, otros que molaban más con maquillaje, otros que molaba más Vinnie Vincent Invasion !!!. Un puto lio. Me arriesgué a comprar “Double Platinum”, pero no me convencía, faltaba algo. Un buen día de colgar clase me compre el VHS de KISS my ass y al volver a casa mi concepto del grupo cambió. En cuanto arrancó “Parasite” mis ojos se abrieron como platos, no me lo podía creer, esos cuatro freaks no solo se mandaban un espectáculo de la hostia, también se lucían con temas de Heavy Metal 70’s increíbles. Dejémonos de actos nostálgicos, retomemos la historia.

En el transcurso de un de las KISSconventions surgió la idea de grabar uno de esos Unplugged tan populares en los noventa y tan olvidados y fuera de lugar en el Siglo XXI. Sin comentarios. No me gusta, KISS son un grupo que no funciona en acústico, KISS son guitarras eléctricas a todo volumen y disfraces exagerados, no una panda de Cock Rockers intentando sonar a CSN. Lo único reseñable es la participación de Ace Frehley y Peter Criss. La reunión estaba en boca de todos. Todo el mundo estaba excitado ante la idea de una posible reunión. Nadie esperaba lo que ese deseo cumplido traería consigo.

miércoles, 18 de junio de 2014

KISS: Las Criaturas Del Derroche (Parte 7)


Dando la cara

En 1983 las cosas habían cambiado radicalmente para KISS. Sus fans ya no respondían a la llamada de un espectáculo que años atrás enardecía a las masas. Imposibilitados a la hora de competir con grupos de la talla de Iron Maiden, Judas Priest o Van Halen, que habían cambiado de ser grupos teloneros de las criaturas del derroche a ser cabezas de cartel y superventas del Heavy Metal. Por muy bueno que “Creatures Of The Night” fuera, no alcanzaban al público que vivía volcado en las nuevas tendencias. Era la hora de afrontar un hecho doloroso: KISS ya no interesaban, su imagen había pasado de adornar las cajas de cereales a ser algo ridículo y casposo. Estaban clínicamente muertos.

La pregunta estaba en boca de todos: ¿Qué hacer?. Escupir sangre y fuego, volar sobre el público y demás payasadas no funcionaban, los adolescentes se habían hecho mayores y no querían perder su tiempo con espectáculos circenses, la nueva ola del Heavy Metal era la tendencia a seguir y los grupos del pasado estaban acabados. Solo quedaba una opción, quitarse el maquillaje

Lo que en su momento se interpretó como un inteligente truco publicitario, no era más que una señal de rendición. No había alternativa alguna, o dejaban atrás su imagen superheroica o se retiraban, al fin y al cabo solo quedaban dos miembros de los KISS que alcanzaron el estrellato. Durante la grabación de su siguiente álbum se mantuvo en secreto la decisión de lavar la imagen del grupo. Era el momento de comprobar si realmente eran un grupo o un espectáculo desfasado.

Lick It Up (1983)


El mismo día de la publicación del disco KISS aparecían en MTV mostrando sus verdaderos rostros. La cadena que destruyó la música siempre mostró aversión hacia el grupo, pero la noticia era tan jugosa como para cambiar de opinión. KISSology Vol.2 documenta ese momento en el que KISS, o lo que es lo mismo Stanley-Simmons, abandonaban el maquillaje y son recibidos con los brazos abiertos por las nuevas generaciones de metalheads. La portada del disco muestra con claridad a los cuatro miembros tal y como eran en ese momento: dos tipos altos (uno de ellos sacando la lengua) y dos tipos canijos, uno con mas pelo que un pastor afgano y otro con pinta de prostituta adolescente. Más feos que pegarle a un padre. Pero el disco no tiene nada de feo. Todo lo contrario, Heavy Metal 80’s del bueno. All killer, no filler.

Grabado con Vinnie Vincent como miembro oficial del grupo (en realidad nunca llegó a firmar contrato alguno) y producido de nuevo por Michael James Jackson, el sonido continua en la línea del anterior, esta vez con un toque un poco más comercial, pero igual de contundente. Eric Carr demuestra una vez más que el puesto de baterista debería haber sido suyo desde el principio. Simmons nos deleita con sus canciones llenas de doble sentido y se muestra imperativo. Stanley sigue fabricando hits pegadizos. Y Vinnie Vincent, esa criatura androginoespacial, se muestra como un guitarrista vertiginoso que lleva al grupo a un nivel de musicalidad más afín a los sonidos de la época. Las canciones, brutales: “Exciter”,con un solo a cargo de Rick Derringer, “All Hell’s Breaking Loose”, Fits Like A Glove”, el tema titular, “Gimme More”, “Young And Wasted”… Excelente.

Para promocionar el álbum se rodaron dos videos para “Lick It Up”, primer single, y “All Hell’s Breaking Loose”. Ambos muestran al grupo en un escenario postapocaliptico (que en realidad era una zona abandonada del Bronx) rodeados de fuegos, calaveras, chicas buenas y chicas malas. Una delicia ochentera ideal para una maratón el sábado noche. Ayudaron a convertir el álbum en disco de platino y reforzaron la idea de que KISS podían sobrevivir sin maquillaje.

Nuevo álbum, nueva gira, nuevos problemas. El primero, salir al escenario sin maquillaje y enfrentarse a la respuesta del público, que aun estaba despistado. El segundo, Vinnie Vincent, personaje digno de un libro de Valle Inclán. El inicio de gira fue en Portugal, ante una audiencia que no esperaba un show sin maquillaje por culpa de una promoción errónea. Salieron del paso y de paso pararon en España para su primer concierto en territorio español. Repasar la prensa de la época y veréis a Simmons y Stanley en un tablao flamenco y posando con discos de Obús (!!!). El primer problema solucionado, hora de enfrentarse al problema llamado Vinnie Vincent. Como empleado para trabajar en estudio el bueno de Vinnie funcionó de maravilla. Colaboraba con sus jefes, componía y dejaba que se le acreditara por  sus aportaciones, entregaba solos de guitarra cargados de pirotecnia que competían con destreza contra sus contemporáneos y se quedaba en ese segundo plano que permitía a los supervivientes de KISS moverse a sus anchas. Pero en directo la cosa cambio de marrón a oscuro. Súper Vinnie no paraba de modificar los solos de los temas clásicos, convirtiéndolos en exhibicionismo innecesario, se empeñaba en situarse en primer plano, robando protagonismo a Stanley y para colmar el vaso alargaba su solo hasta el hastío. La resurrección de KISS se estaba convirtiendo en una pesadilla. En 1984 Vinnie es expulsado del grupo.


El demonio en Hollywood

El resto de década supone un claro ejemplo de cómo los grupos de los 70 fueron engullidos por la industria y regurgitados como subproductos obligados a adaptarse a las tendencias que la propia industria imponía. También supone una muestra de lo hortera que llegó a ser un grupo que había perdido su identidad años atrás. Y personalmente supone una etapa carente de interés que voy a resumir con mucho sentido del humor. Si te tomas en serio la etapa ochentera de KISS cambia de blog.

Con Vinnie Vincent fuera del grupo KISS acabaron sumidos en el submundo del llamado Hair Metal, esa basurilla petardera que dominó los ochenta. Insisto, podían haberse decantado por el Heavy Metal británico, endurecido su imagen y sonido, pero no, ellos eran estrellas, necesitaban modelos de penthouse, fantasías pornográficas llevadas a la realidad, dólares, champagne, lamborginis…  Resulta irónico leer las palabras de Paul Stanley criticando a los grupos de Hair Metal, fundamentándose en el hecho de que no tenían raíces en el Blues Rock británico, mientras componía mierda Heavy Pop como “Uh All Night” o “Tears Are Falling” mucho peores que la mayoría de los hits que dominaban las listas.

Aunque no lo parezca, esta foto pretendia seducir al publico femenino

Esta etapa es la que ahora conocemos como el maratón de Paul Stanley, el starchild convertido en adonis del Glam Metal, el corredor de fondo que mantuvo la nave nodriza en funcionamiento, el macho que hubo de pelear para impulsar al grupo. El He-Man del Heavy Rock. Y es que Stanley tuvo que enfrentarse a una circunstancia dolorosa. Desde el inicio de KISS Gene Simmons adoptó el rol de líder, de portavoz secundado por su fiel amigo, pasando de ser un miembro de KISS a una personalidad mediática. La tentación rodeaba permanentemente a Simmons en los ochenta. Una vez se desveló su verdadero rostro, más feo que su alter ego, inició una campaña de autopromoción incansable. Entrevistas a las que acudía solo, producciones de discos, entre ellos el primer álbum en solitario de Wendy O Williams, a cargo de su sello Simon$$ (como no) y lo peor que una estrella de rock puede hacer: actuar en films de bajo presupuesto con aires de grandeza. Todos los nacidos en la década de los setenta hemos visto “Runaway” y sabemos que el tío Gene es peor actor que el reparto entero de la familia Brady.

Los dos miembros supervivientes de los KISS originales separados por el ansia de protagonismo, con un baterista que se pregunta qué coño hace en medio y un puesto de guitarrista vacante. Menudo mal rollo.

Volvamos a la música. Para comenzar el declive nada mejor que subir de nuevo a lo más alto y caer en picado. En 1984 publican “Animalize”, con un tal Mark St. John a la guitarra, disco flojo que solo aporta un single de calidad, “Heaven’s On Fire” y da lugar a una gira que arranca con problemas. El nuevo guitar hero esta pachucho por culpa de una enfermedad rara que afecta a sus manos (???) y deciden llevarse con ellos a Bruce Kullic, sustituto temporal que acaba teniendo el puesto para él solito. Documentada en el VHS “Animalize live uncensored”, en el  podemos ver como Stanley domina el grupo con guante de seda y satén, Simmons gasta un look de ramera exótica, Carr demuestra que era una maquinaria pesada tras su batería y Kullic simplemente toca la guitarra. Nada que ver con los KISS que alcanzaron la fama a finales de la década anterior. Nuevo disco, “Asylum” (1985), una basura de proporciones titánicas en la que Simmons pasa de todo, entregando canciones peores que el catalogo entero de Lizzy Borden y un Stanley dispuesto a todo con tal de mantener el barco a flote. ¿Qué hay que contratar a la estilista de Van Halen e imitar a David Lee Roth? Se hace ¿Rodar videos en los que me pego una ducha salto a una piscina y mas chorradas? Dicho y hecho. Todo con tal de mantener una imagen que se encargaron de reflejar en KISS exposed, VHS lleno de clichés ochenteros que supuso la primera retrospectiva videografica del grupo. Tan hortera que no paras de reír hasta llorar. No contentos con “Asylum”, en 1987, con Bon Jovi dominando las listas de Heavy Pop, nos regalan “Crazy Nights”. Horrible. Solo triunfa en U.K. impagable la contraportada con Paul Stanley enseñándonos su tanga. Muy machote. No se vayan todavía, aun hay más. En 1989 se edita “Hot In The Shade” un poco mejor que los anteriores, pero solo un poco. Contiene una balada compuesta con Michael Bolton llamada “Forever” que es pura horterada a la carta. Fin de la década. La mala suerte vuelve a llamar a la puerta. Peo antes os dejo con una selección de videos para que juzguéis por vosotros mismos. Mi favorito es “Let’s Put The X In Sex”



Desgraciadamente, al terminar la gira de presentación del disco Eric Carr enferma de cáncer, empeorando y falleciendo en 1991. Uno de los más grandes, que no tuvo suerte a la hora de escoger grupo, se marchó. Se merece un homenaje anual como mínimo y por suerte alguien rodo un documental, The Tale Of The Fox, aburrido pero honesto.

Nuevamente KISS se enfrentaba a un reto: la pérdida de Eric Carr y la nueva década. Por suerte Bob Ezrin se volvió a cruzar en su camino.

viernes, 6 de junio de 2014

KISS: Las Criaturas Del Derroche (Parte 6)


El cuento del Zorro

Tras el abandono de Peter Criss se iniciaron las audiciones para elegir a un sustituto. En aquellos maravillosos años la idea de sustituirlo por otro baterista suplantando su alter ego de “The Catman”  no entraba en los planes de Simmons y Stanley. Necesitaban un músico desconocido que adoptara la imagen de un nuevo personaje, para evitar la ira de los pocos fans que mantenían en los estados unidos. Además, necesitaban salir de gira a promocionar su peor disco hasta la fecha.

Después de unas cuantas audiciones se decantan por un baterista que demostró ser todo lo que necesitaban en ese momento: energía y técnica perfectamente equilibradas, Eric Carr era el hombre, the man. El hombre no solo tocaba la batería en el estilo de Bonham, también cantaba y sabía componer de verdad. Además, su papel en el grupo sería el de un empleado, algo que favorecía a Simmons Stanley y afectaría directamente a Frehley, que había perdido a su aliado Criss. Tras un par de intentos fallidos surge el alter ego de “The Fox” creado por el propio Carr por ser “muy astuto”. Pronto salen de gira hacia Europa, que seguía conmocionada por el éxito de “I Was Made For Loving You” y Australia, donde “Shandi” era número uno en las listas. 

Eric Carr. Pequeño pero matón.


Precisamente fue en Australia donde KISS vivieron el momento más álgido de su popularidad antes de caer en picado contra los restos de su fama. Recibidos como mega estrellas, no podían salir del hotel sin utilizar helicóptero (!!!) y eran tratados como reyes. E n KISSology Vol.2 podéis ver un documental que refleja lo desquiciado que se sentía el continente gracias a KISS.

El momento de volver al estudio y estrenar al nuevo baterista había llegado. Pobre Eric Carr, no creo que esperara verse envuelto en la grabación de uno de los peores discos de la historia.

Music From “The Elder” (1981)


Gracias a la absorción de Casablanca Records por parte de Polygram, KISS disponían de un nuevo contrato discográfico que les permitiría seguir grabando una buena cantidad de  álbumes sin tener que preocuparse por imposiciones o presiones. Si la compañía hubiera sabido lo que deparaba el futuro de la banda, habría cambiado de parecer, sin duda.

La gestación de “The Elder” es el momento más Spinal Tap de KISS. Actuando a la desesperada por enésima vez, deciden llamar de nuevo a Bob Ezrin, sellando un pacto con el fracaso. Deciden grabar un álbum conceptual siguiendo la idea de Ezrin, apoyado por Aucoin, de demostrar a la crítica que no eran tan malos como se suponía; asistirían al regreso de unos KISS musicalmente superlativos. Esta vez tenían al gran Carr para validar esa afirmación, el hombre tenía una técnica que podía llevarlos a un terreno más “virtuoso”, pero a Ezrin eso no le pareció suficiente. Crearían un álbum conceptual centrado en un borrador de idea que Gene Simmons tenia escrito en alguna servilleta de hotel. Cegado por la cocaína, el gran productor se había asentado en Toronto, y hasta allí volaron Carr, Simmons y Stanley, dejando a Ace Frehley en casa con sus valiums y su polvo de ángel. Pronto las cosas se salieron de madre. Ezrin no se presentaba en el estudio. Simmons y Stanley grababan por separado. El pobre Eric Carr es consciente de que no tiene derecho a opinar y se siente decaído ante semejante situación. Ace Frehley apenas contribuía al álbum, grabando en su estudio casero. Como siempre, Ezrin metió a un par de colegas en el disco. Lou Reed se encargó de un par de letras y un baterista llamado Allan Schwartzberg sustituyó a Eric Carr en un par de temas. El resultado es un disco que apenas suena a KISS, más cercano a un disco malo de Jethro Tull que a un disco malo de W.A.S.P., o lo que es lo mismo: infumable. Por mucho que algunas publicaciones populares se empeñen en reivindicarlo, no hay quien lo agarre. Juzgar vosotros mismos, yo paso.

Una vez publicado el álbum tuvieron que aceptar la cruda realidad. No tenía sentido alguno salir de gira a promocionar un disco que ni ellos mismos disfrutaban. Solo tocarían tres temas del disco en un programa llamado Fridays y un par de playbacks a los que Ace Frehley ni se presenta. Ahora sí que estaban perdidos, muy perdidos.



El hombre del espacio regresa a casa

Una vez finalizada la grabación de “The Elder” Ace Frehley decidió abandonar la nave nodriza. No era un acto egomaniaco como el de Peter Criss, simplemente su adicción era tan aguda que su vida peligraba (si, las drogas hacen daño, chavales) y su carrera musical con KISS también. Nuevamente se intentó disuadir al disidente y se aseguraron de que por lo menos se mantuviera hasta finalizar la promoción de un nuevo álbum. Las cortinas de humo no solo cubrían los escenarios, ya eran parte de sus “estrategias” de marketing.

Creatures Of The Night (1982)


Ahora sí. Por fin KISS se decidieron a grabar un disco de Heavy Metal y abandonar todo ornamento Pop. Su mejor disco desde “Rock & Roll Over”. La portada ya nos avisa, las criaturas del derroche se muestran amenazantes, preparadas para morder a sus presas. Todo el disco es sólido, el cuero negro y las tachuelas vuelven a destellar. El inicio con “Creatures Of The Night” suena contundente, Heavy, muy Heavy. “Saint & Sinner” es el mejor Simmons en mucho tiempo. Eric Carr suena como una apisonadora detrás de su batería tanque, “Keep Me Coming” lo confirma, es el hombre. “Rock & Roll Hell” es una fantasía macabra que suena de maravilla. “Danger” cierra la Cara A con un ritmo endiablado. Sin un single en 1982 aun era difícil hacerse un hueco en las listas de éxitos, y mucho menos sin un MTVideo para acompañarlo. “I Love It Loud” es el hit que necesitaban: contundente y antémico, ideal para corear borracho de litrona en los estadios de medio mundo.” I Still Love You” es una balada propia de la época, mecheros encendidos en el aire incluidos. “Killer” es puro Heavy Metal del bueno, con Simmons haciendo referencias al S&M como en los viejos tiempos. “War Machine” cierra el disco de manera apoteósica dejando un rastro de cadáveres y edificios derrumbados. Esto último es una exageración. El disco fue dedicado al difunto Neil Bogart, fallecido a causa de un cáncer durante la grabación.

Durante la gestación del disco se llevaron a cabo audiciones para sustituir a Ace Frehley a las que se presentaron muchos guitarristas, entre ellos un tal Vincent Cusano, que dejaron algún que otro solo en alguna que otra canción. La realidad era que Simmons y Stanley ya no componían juntos y el productor del disco, Michael James Jackson, decidió invitar a varios compositores para ayudar a la ex pareja a finalizar unas canciones esquemáticas. Robben Ford les regaló un solo para la canción “I Still Love You”, un tal Steve Farris logró colar un solo en el tema titular, Bryan Adams (si, Bryan Adams) compone un par de temas con Gene Simmons… al final es Vincent Cusano el que más colabora en el disco, firmando a medias canciones y colando solos vertiginosos. El puesto vacante de guitarra solista acabó siendo suyo.

Vinnie Vincent, mas alienigena que ninguno


A pesar de haber regresado al sonido de sus inicios, KISS se enfrentaban a demasiados retos. Habiendo cerrado su relación con Bill Aucoin, se encontraban sin manager y tenían que promocionar un disco en el que Ace frehley no tocaba, pero si aparecía en portada. Otra vez los fans acabarían confundidos gracias a las maniobras retorcidas del binomio codicioso. Se rodó un video inolvidable del single “I Love It Loud” en el que aparecía Frehley, hicieron una gira promocional (llegando a España en navidad del 82) por Europa como si nada estuviera pasando hasta que un buen día deciden presentar al nuevo miembro. El mundo entero conocería a Vincent cusano como Vinnie Vincent, el sustituto de Frehley y agitador interno de la maquinaria KISS. Recurriendo a la simbología egipcia para su maquillaje, se embarcaron rápidamente en una gira por los U.S.A. que acabó siendo un desastre. Pero un golpe de suerte quiso que el disco fuera un éxito en Brasil y hasta allí viajaron en verano de 1983 (KISSology Vol.2 lo documenta) para dar un concierto en el estadio Maracaná que supuso el fin de una etapa.

KISS ya no eran KISS. Eran dos miembros originales y dos empleados. Era el momento de afrontar la derrota.